Hoy, recostada en el regazo de tus recuerdos, dormito soñando con
tus manos.
Manos que aprendieron la cadencia y la maternidad de las
cosas.
Manos que crearon arte con tesón y con la infinitud del
tiempo,
que criaron con suavidad y fortaleza.
Me pierdo en los recovecos de sus líneas,
en sus venas hinchadas de orgullo.
Largos dedos como nubes que alcanzan el cielo
retorcidos ya de dolor como un capricho de Munche
Manos que intuían sollozos, que rozaron ternuras.
Manos que adivinaban adolescencia y abrojos
Manos abiertas. Siempre
Manos que nunca dijeron adiós.
Hoy, te entrego mis manos
acariciadoras
Arropo tus mejillas sonrientes y a la luz de tus ojos, me veo
inmensa,
como tus manos.